Para todos aquellos que trabajan con datos, resulta inherente a su día a día, esto que se conoce como la ética del dato: cómo “hacer el bien”, en su actividad como gestores del dato.
La discusión parece enraizarse en las bases más filosóficas imaginables, pero sin embargo, la realidad interpela a las empresas para que la traduzcan de forma estructurada y bien organizada de manera que aporten valor a sus organizaciones.
Javier Ballesteros, Manager de Management Solutions, define a la ética del dato como: “el uso responsable y sostenible de la información que beneficia a las personas y a la sociedad”.
Así, la ética del dato permite a las compañías ser transparentes sobre cuál es el proceso para llegar a tomar una decisión sobre los datos, que a su vez se tratan de las personas.
La importancia radica en que todos los implicados en la gestión del dato poseen la responsabilidad conjunta de determinar qué tipos de algoritmos hay, a qué decisiones están vinculadas y qué impacto están creando en la sociedad.
Si el big data representa una inversión ventajosa y rentable para las compañías, su uso debe ser ético. Aquí se presenta la disyuntiva a la que se enfrentan sus directores: la utilización del big data debe realizarse de manera sostenible, segura y con responsabilidad. El reto está, entonces, en que esto no anule los beneficios del big data, sino que la ética del dato se constituya como un verdadero valor agregado.
Si entendemos que la ética debe aplicarse a todo el ciclo de vida de los datos, las empresas deben establecer principios para el aprovisionamiento, el uso y la transmisión de la información. Y esos principios deben estar en consonancia con los Diez Principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas por una gestión ética.
En este sentido, Rafael Fernández Campos, CDO de Bankia y presidente del Club CDOs Spain, propone un conjunto de 7 principios que podrían servir de condensación de los pocos códigos desarrollados hasta el momento:
1. La persona en el centro: el procesamiento de datos debe ir siempre en beneficio de aquellos de los cuales los hemos capturado y proteger su dignidad, integridad, libertad, privacidad y seguridad.
2. Control personal sobre los datos: los clientes/usuarios son los auténticos dueños de sus datos, por lo que siempre deben tener control sobre ellos.
3. Transparencia: tanto los datos almacenados, como el propósito para hacerlo, además del resultado de los procesos automáticos (algoritmos), deben ser transparentes y explicables para los intervinientes.
4. Igualdad: el tratamiento de datos debe respetar el principio de igualdad, atendiendo especialmente a la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad y a las grandes asimetrías en la información disponible, para evitar discriminación y estigmatización.
5. Seguridad y privacidad: los datos deben estar siempre protegidos para garantizar la privacidad.
6. Responsabilidad: la compañía debe ser responsable del uso ético de los datos en todo su ciclo de vida, lo que conlleva implantar las medidas suficientes para garantizar dicho principio, diseñar productos y algoritmos éticamente responsables.
7. Sostenibilidad: la ética del dato debe incorporarse en la estrategia empresarial global, de forma que sea perdurable y consustancial a la misión de la compañía, lo que supone el impulso de una cultura ética dentro de la organización.
Si entendemos que la ética debe aplicarse a todo el ciclo de vida de los datos, las empresas deben establecer principios para el aprovisionamiento, el uso y la transmisión de la información. Y esos principios deben estar en consonancia con los Diez Principios del Pacto Mundial de Naciones Unidas por una gestión ética.
En este sentido, Rafael Fernández Campos, CDO de Bankia y presidente del Club CDOs Spain, propone un conjunto de 7 principios que podrían servir de condensación de los pocos códigos desarrollados hasta el momento:
1. La persona en el centro: el procesamiento de datos debe ir siempre en beneficio de aquellos de los cuales los hemos capturado y proteger su dignidad, integridad, libertad, privacidad y seguridad.
2. Control personal sobre los datos: los clientes/usuarios son los auténticos dueños de sus datos, por lo que siempre deben tener control sobre ellos.
3. Transparencia: tanto los datos almacenados, como el propósito para hacerlo, además del resultado de los procesos automáticos (algoritmos), deben ser transparentes y explicables para los intervinientes.
4. Igualdad: el tratamiento de datos debe respetar el principio de igualdad, atendiendo especialmente a la protección de los sectores más vulnerables de la sociedad y a las grandes asimetrías en la información disponible, para evitar discriminación y estigmatización.
5. Seguridad y privacidad: los datos deben estar siempre protegidos para garantizar la privacidad.
6. Responsabilidad: la compañía debe ser responsable del uso ético de los datos en todo su ciclo de vida, lo que conlleva implantar las medidas suficientes para garantizar dicho principio, diseñar productos y algoritmos éticamente responsables.
7. Sostenibilidad: la ética del dato debe incorporarse en la estrategia empresarial global, de forma que sea perdurable y consustancial a la misión de la compañía, lo que supone el impulso de una cultura ética dentro de la organización.
El gobierno del dato
Como factor clave de éxito, ningún proyecto de ética del dato puede sostenerse sin un gobierno del dato robusto y sostenible, lo que sitúa la labor del Chief Data Officer en el centro de la estrategia de la compañía.
¿Por qué es tan importante gobernar el dato? Simplemente porque pretender agregar valor sin saber sobre qué datos vamos a aportarlo, o si las capacidades tecnológicas de la empresa permiten soportar tales datos, carecería de sentido.
Por lo tanto, el gobierno del dato constituye los cimientos sobre los cuales construir, entre otras cuestiones, la ética del dato.
Como el lector podrá apreciar, todo esto implica un cambio de estrategia para las empresas, pero también una transformación cultural muy importante para toda la sociedad.
*Fuentes: BigData Magazine, “Territorio Big Data – Entrevista con Javier Ballesteros”, Spotify; BigData Magazine,"Los datos, la ética y la responsabilidad", Rafael Fernández Campos.
Muy buen artículo. Muy claro!!!
ResponderEliminarGracias por dejarnos tu comentario!
EliminarExcelente, gracias
ResponderEliminarMuchas gracias!
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